Un año después: la DANA que cambió Valencia para siempre

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Hace exactamente un año, el 29 de octubre de 2024, la Comunidad Valenciana se vio golpeada por una de las mayores catástrofes naturales de su historia reciente. La DANA descargó una cantidad de lluvia sin precedentes, dejando tras de sí destrucción, pérdidas humanas y una huella imborrable en la memoria colectiva de toda España.

En los días posteriores al temporal, Fibwi Diario informaba del envío de más de 15.000 efectivos —entre militares, policías nacionales y guardias civiles— a las zonas afectadas. La magnitud del desastre obligó al Gobierno a declarar la región como “zona gravemente afectada por una emergencia de protección civil”, mientras las cifras de víctimas se elevaban en la provincia de Valencia fue de 229 fallecidos, según los informes oficiales publicados semanas después. Otras muertes se registraron en Castilla-La Mancha y Andalucía, donde la misma DANA provocó inundaciones graves. En total, la cifra de fallecidos alcanzó las 237 personas.

Municipios quedaron anegados por completo, con infraestructuras básicas colapsadas y comunidades enteras incomunicadas durante días.

Un año después, Valencia avanza en su reconstrucción. El desastre también abrió un debate sobre la adaptación climática y la planificación urbana, mientras Europa analizaba cómo responder ante fenómenos meteorológicos cada vez más intensos.

La eurodiputada Rosa Estarás, en declaraciones recogidas por Fibwi Diario, subrayó que la DANA “afectó a un tercio del PIB valenciano” y provocó una pérdida de empleo del 25 % en la provincia durante los primeros meses. Por ello, pidió un plan europeo de reconstrucción específico para la región.

El sector privado también respondió: Mercadona destinó más de 2 millones de euros a la recuperación de zonas afectadas y brindó ayudas directas a un millar de empleados damnificados.

La tragedia unió a comunidades de todo el país. Desde Baleares, equipos de limpieza y rescate se desplazaron para colaborar con las tareas de recuperación, mientras cientos de voluntarios trabajaban codo con codo para devolver la normalidad a los pueblos más castigados.

Doce meses después, la DANA de Valencia sigue siendo una herida abierta, pero también un símbolo de resistencia y unión. Las cicatrices aún son visibles en las calles y en los corazones de quienes perdieron a sus seres queridos, pero también en la determinación colectiva por reconstruir mejor, con más conciencia ambiental y solidaridad.

El 29 de octubre ya no es solo una fecha en el calendario: es un recordatorio del poder de la naturaleza y de la fortaleza humana ante la adversidad.

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