Europa 2025: apagones, medusas y guerras… ¡feliz Día del Trabajador!
(sí, seguimos teniendo luz, de momento)
España celebra el Primero de Mayo con un regalo inesperado: un apagón eléctrico que dejó a media península jugando al escondite con la luz. ¿Una sobrecarga? ¿Un fallo técnico? ¿Un hacker aburrido? Nadie lo sabe, pero tranquilos, que el Ministerio “lo está investigando”. Que no cunda el pánico… salvo si tienes una nevera llena de tupperwares o estabas viendo el final de tu serie favorita. El caso es que ya ha vuelto la luz. ¿La confianza en el sistema? Esa se quedó en standby.

Mientras en el sur nos debatimos entre velas y linternas, en el este la cosa va aún mejor. Ucrania, ese país que no gana Eurovisión pero sí se lleva todos los titulares, acaba de firmar un acuerdo con Estados Unidos para explotar tierras raras. No, no hablamos de Ibiza, sino de esos minerales que sirven para fabricar desde iPhones hasta misiles. Por supuesto, esto no le ha hecho mucha gracia a Rusia, que ha respondido a la americana: a bombazo limpio sobre Odesa. Diplomacia siglo XXI.
Por si no fuera suficiente tensión geopolítica, las costas españolas se están convirtiendo en un spa para medusas. Miles de estos seres viscosos —no, no hablamos de ciertos políticos— están invadiendo nuestras playas, gracias al calentamiento del mar y la alegre destrucción del ecosistema. La naturaleza nos está mandando un mensaje claro: “¿Queríais verano? Pues toma urticaria”.
Y hablando de calor, el que sube es el de las relaciones entre España e Israel. Resulta que rompemos un contrato militar con ellos (porque, ya sabes, derechos humanos y eso), y a los pocos días nos piden ayuda para apagar fuegos forestales. Sí, esa clase de amistad que te bloquea en WhatsApp y luego te pide que le lleves al aeropuerto. Estamos deseando ver cómo maneja esto nuestro Ministerio de Exteriores sin que se le derrita la sonrisa institucional.
Mientras todo esto pasa, los sindicatos han salido a la calle con sus pancartas de siempre y sus reivindicaciones de siempre: subir sueldos, reducir jornadas y repartir la riqueza. Todo muy bonito, pero parece que lo único que se reparte últimamente son sustos, sustancia gelatinosa en el agua y facturas de la luz más gordas.
En definitiva, Europa no arde… todavía. Pero entre apagones, guerras, medusas y diplomacias de saldo, parece que 2025 quiere competir con 2020 por el título de “año inolvidable”. ¡Y solo estamos en mayo! Abróchense los cinturones, que el show apenas empieza.