El embarazo en televisión: cuando lo natural se convierte en noticia

En una sociedad que, por mucho que avance, todavía arrastra ciertos prejuicios sobre la maternidad en el entorno laboral, ver a una mujer embarazada en televisión no debería sorprender… pero lo hace. No por escándalo ni rechazo, sino por lo inhabitual. Porque, seamos sinceros, no es algo que veamos todos los días. Y precisamente por eso es tan importante.
La imagen de una mujer embarazada ejerciendo su profesión en un plató de televisión es un mensaje en sí misma. Es visibilidad. Es romper el molde de lo que durante años se nos vendió como una imagen “perfecta” y estandarizada de la pantalla. Es decirle al público, sin necesidad de palabras, que el embarazo no incapacita, no limita la valía profesional ni debería relegar a la mujer al plano privado.
Este gesto —quizás involuntario, quizás premeditado, da igual— es profundamente simbólico. Habla de conciliación, de inclusión, de derechos laborales. Habla de que una mujer puede gestar vida y seguir informando, comunicando, liderando. Y lo hace con tacones, sí, pero también con firmeza.
En un país donde aún se discute si una mujer puede compatibilizar maternidad y trabajo sin penalizaciones, este tipo de normalizaciones en medios masivos son poderosos altavoces. Porque la televisión, aunque muchos la den por moribunda, sigue marcando referentes, y una presentadora embarazada delante de millones de personas tiene más impacto del que parece.
Ojalá llegue el día en que esto deje de ser noticia. Pero hasta entonces, celebremos que lo sea.
Y enhorabuena al medio a la periodista, trabajadora y madre.