Canales FAST: el caballo de Troya que está matando la televisión

¿De verdad creemos que estamos “ahorrando” por no pagar 3 o 6 euros al mes? Los canales FAST (Free Ad-Supported Television) han llegado vendiéndonos la idea de televisión gratis… pero lo que están haciendo es destrozar nuestro tiempo y cargarse la televisión tal y como la conocíamos.

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El truco es simple: te bombardean con cientos de anuncios para que creas que no gastas dinero, pero lo que están robando es algo mucho más valioso: tu tiempo y tu capacidad de disfrutar contenidos de calidad. Una película que debería durar hora y media acaba durando casi dos horas entre interrupciones absurdas. Y lo peor es que cada vez tragamos más y más anuncios, muchos de ellos repetidos hasta la saciedad.

Ahora, los más potentes, los mismos que llevan años controlando la publicidad en internet, siguen siendo insaciables. Ya no les basta con tenernos atrapados en YouTube o en redes sociales. Ahora buscan meterse también en los canales lineales, destruyendo el poco espacio que quedaba para ver televisión como era antes, antes de que los fondos y los “todopoderosos” descubrieran el negocio del control masivo de la publicidad. ¿El resultado? Una televisión de peor calidad, más saturada y que nos sigue tratando como borregos consumidores. ¿Dónde queda la ética que nos enseñaron en las aulas? ¿Qué pasará con los medios que apostaban por una publicidad moderada? Nos dicen que esto es “el futuro”, pero lo único que llega es un modelo basado en cantidad sin calidad.

¿Y qué pasa con los contenidos? Si el único objetivo es mantenerte sentado frente a la pantalla, la calidad pasa a un segundo plano. Las grandes producciones desaparecen. Nadie invierte en series o documentales potentes cuando el negocio es llenar la parrilla con programas baratos que puedan emitir en bucle. La televisión se llena de canales clónicos, contenidos reciclados y programas que no aportan absolutamente nada.

Estamos ante una degradación brutal del medio. La televisión que nos hizo vivir historias memorables está siendo sustituida por un flujo constante de contenidos mediocres diseñados únicamente para que veas más anuncios. Y todo porque alguien ha decidido que es mejor “ahorrar” unos pocos euros al mes.

La pregunta es: ¿vale la pena? Porque lo que estamos perdiendo no se recupera. Menos series de calidad. Menos documentales que nos hagan pensar. Menos programas bien producidos. Más ruido. Más basura audiovisual. Más horas de anuncios que devoran nuestro tiempo.

Si seguimos alimentando el monstruo FAST, en unos años será prácticamente imposible ver televisión de calidad en abierto. Y entonces nos daremos cuenta de que el “ahorro” fue la excusa perfecta para vendernos el mayor timo de la televisión moderna.

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