Carta a Antoni Noguera: bienvenido
Señor Antoni Noguera Ortega, alcalde de Ciutat.
Solo dos años. Dos años le esperan por delante para detentar el cargo de alcalde de la ciudad de Palma y, principalmente, para ejercer el liderazgo político del equipo de gobierno municipal de Ciutat.
Tiene usted una oportunidad que pocas veces se le otorga a los políticos de Baleares: pasar a la historia o, como mínimo, dejar una huella indeleble en la memoria de sus conciudadanos. A sensu contrario, se puede usted convertir en una simple y desvaída fotografía en algún polvoriento anaquel del histórico caserón del número 1 de la plaza de Cort.
La ciudad de Palma, señor Noguera, tiene infinitas potencialidades para convertirse en un ejemplo a seguir por las otras urbes españolas. Y, lo que es más importante, ser de verdad un agradable lugar para disfrute y orgullo de sus ciudadanos. El motor económico balear, el turismo, da trabajo a muchísimas personas. De hecho, el 20% de todos los habitantes de Palma son recién llegados buscando aquí aquello que no consiguieron en sus lugares de origen: bienestar y futuro.
Pero Palma también está en una encrucijada. Desde hace años se están experimentando cambios que las instituciones no han sido capaces de convertir en oportunidades de futuro. Uno de ellos es, paradójicamente, esta anteriormente citada llegada masiva de nuevos palmesanos, que deben integrarse y no provocar la metástasis de los guetos étnicos.
También debe decidir Palma, guiada por su ayuntamiento, si quiere ser una ciudad que acoge a sus propios hijos o, por el contrario y ocurre ahora, los expulsa a los municipios colindantes. Estamos hablando, señor Noguera, de la imperiosa necesidad de concluir los eternos trámites que paralizan amplios sectores de la actividad económica por la falta desde hace décadas del Plan General de Ordenación Urbana. Y ese nuevo PGOU no debe ser un estadillo de buenas intenciones y, sin embargo y realmente, un cúmulo de cortapisas a las clases medias y menos favorecidas económicamente. Debe abrir la puerta a la posibilidad y el ansia de muchos palmesanos de seguir viviendo en su propia ciudad en viviendas dignas y económicamente asequibles.
También deberá usted lidiar con la hipocresía de ser en apariencia una ciudad rica, pero plagada de personas pobres. Basta darse un paseo por los parques del extrarradio, por los cajeros automáticos de los bancos del centro y por las zonas más ultraperiféricas para comprobar que hay muchas personas necesitadas y sin capacidad económica para salir adelante en la, para algunos, capital del Mediterráneo.
Limpieza de la vía pública, transporte público eficaz y eficiente, seguridad ciudadana y ruidos excesivos marcan su agenda de prioridades. Todos ellos son parámetros que, aunque lo han intentado muchos alcaldes anteriores, siguen sin encontrar su solución definitiva.
Señor Noguera, tiene usted una oportunidad. Dos años para solucionar los problemas de Ciutat o, como mínimo, abrir los caminos del futuro, de nuestro futuro. Le deseamos lo mejor y una gestión plagada de parabienes. No olvide que sus éxitos, de hecho, son los éxitos de todos los ciudadanos, de los que le votaron a usted y de los que no lo hicieron.
Alcalde Antoni Noguera, bienvenido.