Windows 10 no quiere morir… y Microsoft no sabe cómo matarlo (sin que parezca asesinato)
Ah, Windows 10. Ese sistema operativo que iba a ser “el último de su nombre”, el elegido, el eterno. Pero como todo lo eterno en tecnología, ha envejecido peor que Internet Explorer en 2023.

Estamos en abril de 2025, y sorpresa: más de la mitad del planeta sigue usando Windows 10. Mientras tanto, Windows 11, con su obsesión por requerir procesadores que ni Elon Musk tiene en casa, sigue sin levantar cabeza. Microsoft lleva años intentando empujarnos hacia su nueva criatura, pero parece que nadie está dispuesto a tirarse por ese precipicio todavía.
Pero ahora viene la parte divertida: Microsoft quiere dejar de dar soporte a Windows 10. Sí, dejar sin parches de seguridad a millones de ordenadores en plena edad de oro del cibercrimen, porque claro, no hay mejor momento para bajar la guardia que cuando los hackers están de festival.
¿Y cuál es la estrategia? ¿Educación digital? ¿Facilitar la migración? ¿Reducir requisitos absurdos de hardware? No, amigos. La estrategia es dejar que el tiempo pase y cruzar los dedos para que la gente se asuste lo suficiente como para actualizar por pánico. Porque si algo ha funcionado siempre en el mundo del software, es la presión pasivo-agresiva.
La comunidad ya da por hecho que Microsoft “cederá” magnánimamente y extenderá el soporte un par de años más, como si fueran los Reyes Magos digitales. Pero lo harán a su manera, claro, probablemente con condiciones, suscripciones o algún truco de marketing para que parezca un favor, cuando en realidad solo están apagando el fuego que ellos mismos encendieron.