¿Poligamia laboral en España? No esperemos a que sea tarde

En Reino Unido ya es un escándalo. En Estados Unidos, un fenómeno en crecimiento. Y en España… aún no, pero es cuestión de tiempo. Hablamos de la poligamia laboral, un concepto tan provocador como preocupante: trabajadores que, amparados por el teletrabajo, mantienen dos o más empleos a tiempo completo de manera simultánea, sin que ninguno de los empleadores lo sepa.

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La trampa es sencilla, y por eso peligrosa: con un portátil y algo de ingeniería de calendarios, hay quienes cobran múltiples sueldos sin rendir cuentas reales a nadie. En algunos casos, se han descubierto funcionarios trabajando para tres organismos públicos a la vez. ¿Y lo peor? Que algunos llevaban años sin que nadie lo detectara.

En España no se han destapado aún casos así. Pero el caldo de cultivo está servido: auge del teletrabajo, horarios flexibles, falta de control real, empresas aún verdes en gestión digital. No se trata de ser alarmistas, sino de adelantarnos al problema. Porque cuando explote —y explotará— los titulares no serán sobre lo listos que fuimos, sino sobre lo dormidos que estábamos.

¿Cómo se combate la poligamia laboral?

No con vigilancia masiva ni con paranoia. Se combate con contratos claros, cláusulas de exclusividad bien redactadas, y sobre todo con un enfoque inteligente del rendimiento: valorar resultados antes que presencia, y fomentar una cultura de confianza basada en la transparencia. No basta con mirar el reloj: hay que mirar el impacto.

Pero también toca hablar claro: quien engaña a su empresa para cobrar por trabajos que no realiza está cometiendo una estafa. Y aunque algunos lo justifiquen con la precariedad o los bajos sueldos, el fraude sigue siendo fraude. La ética laboral no es opcional, ni debe relativizarse.

Este fenómeno no es solo un riesgo económico para las empresas, es una grieta en el modelo de trabajo digital que tanto esfuerzo nos ha costado normalizar. Si permitimos que se extienda sin respuesta, lo que puede caer no es solo la productividad: también la confianza entre empleador y trabajador, el activo más difícil de recuperar.

En Fibwi Diario creemos que hay que hablar de esto ahora, antes de que sea tarde. Porque prevenir la poligamia laboral no es espiar, es entender que en el nuevo mundo del trabajo remoto, no podemos aplicar las reglas del siglo XX. Y que ser honestos —con lo que hacemos y con quién lo hacemos— sigue siendo la base de cualquier relación laboral sana.

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