El peligro oculto del turismo sanitario: el precio de la vanidad puede ser demasiado alto
Cada vez más personas buscan tratamientos médicos y estéticos en el extranjero atraídas por precios más bajos. Sin embargo, detrás de estas aparentes oportunidades pueden esconderse riesgos mortales. El caso reciente revelado en el programa +Directo presentado por Joan Monse en Fibwi Televisión con el abogado Joan Mulet es una advertencia escalofriante: una joven española viajó a Turquía para someterse a un aumento de pecho y, sin saberlo, le extirparon un riñón. Esta historia pone de manifiesto la urgencia de verificar la legalidad de estos centros y de ser conscientes de que la salud no tiene precio.
El caso que ha salido a la luz recientemente en una entrevista en el programa de +Directo de Fibwi Televisión con el abogado Joan Mulet, pone sobre la mesa una dura realidad: el turismo sanitario barato puede tener consecuencias devastadoras. Una joven española decidió someterse a una cirugía estética en Turquía, seducida por un precio mucho más asequible que en España. Sin embargo, lo que comenzó como una simple operación de aumento de pecho se convirtió en una auténtica pesadilla: al regresar a casa, descubrió que durante la intervención le habían extirpado un riñón sin su conocimiento.
Este caso, que parece sacado de una película de terror, nos obliga a reflexionar sobre los peligros de acudir a clínicas extranjeras sin verificar adecuadamente su autenticidad y garantías. La globalización y el auge de internet han facilitado la contratación de servicios médicos en países donde los costos son mucho menores que en la Unión Europea, pero muchas veces sin los mismos controles ni regulaciones.
El problema de fondo radica en la falta de información y el desconocimiento de las vías seguras para acceder a tratamientos en el extranjero. Como explicaba el abogado entrevistado, hay formas de verificar la legalidad y acreditación de estos centros médicos antes de realizar cualquier procedimiento. La embajada española en el país de destino o el consulado pueden proporcionar información clave sobre las clínicas y sus profesionales. Sin embargo, son muy pocos los que optan por este paso previo.
El atractivo de un precio más bajo no puede nublar el juicio de quienes buscan una mejora estética. Los riesgos de acudir a centros sin garantías son demasiado altos: negligencias médicas, materiales de baja calidad, falta de atención postoperatoria y, en el peor de los casos, situaciones tan escalofriantes como la que ha vivido esta joven.
Este caso también pone de manifiesto la dificultad de obtener justicia cuando se trata de este tipo de fraudes. La clínica desapareció, las cuentas bancarias donde se realizaron los pagos fueron cerradas y la denuncia ha quedado en un callejón sin salida. ¿Qué opciones quedan para la víctima? Prácticamente ninguna. Es un aviso contundente para aquellos que se plantean poner su salud en manos de desconocidos en países con regulaciones opacas.
La moraleja de esta historia es clara: la salud no tiene precio y las gangas pueden salir demasiado caras. Antes de tomar una decisión de este calibre, es fundamental investigar a fondo, consultar con especialistas acreditados y, sobre todo, no dejarse llevar por promesas demasiado buenas para ser verdad. En cuestiones de salud, lo barato puede salir muy caro.