La Seu ha acogido la Misa Crismal, uno de los encuentros diocesanos más numerosos
El obispo de Mallorca, Mons. Sebastià Taltavull, ha presidido este miércoles, a las 18 horas, la Misa Crismal en la Seu, uno de los encuentros diocesanos más numerosos, en el cual participan prácticamente la totalidad de los sacerdotes mallorquines, seglares y religiosos y religiosas. Es la misa donde tiene lugar la consagración del Santo Crisma y la bendición de los aceites de los catecúmenos y de los enfermos.
Además, se considera una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal, puesto que, a partir de la reforma litúrgica posterior al Concilio Vaticano II, uno de los ritos incluidos en esta celebración es el de la renovación de las promesas sacerdotales.
En su homilía, el Obispo ha hecho una exhortación llena de agradecimiento y esperanza, inspirada en las palabras de san Pablo. Ha valorado la fe, el amor y la esperanza de las comunidades cristianas, y ha destacado la misión de la Iglesia como enviada y ungida para hacer el bien. Ha reconocido a todos los que han participado en el trabajo sinodal realizado en Mallorca, que ha culminado en un Plan Pastoral con siete objetivos.
El Obispo, dirigiéndose al conjunto de sacerdotes de la Diócesis, ha animado a evangelizar a pesar de las dificultades, con fe y colaboración “la Palabra de Dios es la guía y fuerza del camino cristiano”.
Para acabar, ha invitado a vivir la misión con entusiasmo, humildad y unidad y ha afirmado que todo cristiano tiene que ser testigo de comunión, fraternidad y esperanza. Después de la homilía, en lugar de pronunciarse el Credo, el obispo invita los sacerdotes presentes en la celebración a prometer solemnemente unirse más a Cristo, ser sus fieles ministros y conducir a los otros a Él, renovando su consagración a Cristo y dedicación a la Iglesia.
Otra manifestación relevante que tiene esta misa es que los textos de la celebración presentan un marcado carácter catequético sobre el sacerdocio. Después, llega el momento de la consagración del Santo Crisma y la bendición de los Santos Óleos. El Crisma es el aceite con el cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes.
Aparte de estos sacramentos, se emplea en la dedicación de las nuevas iglesias y la consagración de los nuevos altares. El Santo Crisma representa la gracia del Espíritu Santo, y está compuesto por una mezcla de aceite de oliva y de perfumes, por lo cual, como dice San Pablo en su Segunda Carta a los Corintios, nos ayuda a "desprender el buen olor de Cristo". Este destaca entre los otros dos por la brillantez que los perfumes le dan al ungüento. A diferencia de los Santos Óleos, el Santo Crisma no se bendice, sino que se consagra, por lo cual lleva el sello del don del Espíritu Santo.