Un estudio científico de ADEMA, publicado por la revista internacional Children, evidencia que los escolares de zonas rurales y de escuelas públicas de Mallorca consumen más azúcar y presentan más caries
Las investigaciones forman parte del proyecto del Observatorio de Salud Oral y Hábito Nutricionales impulsado por ADEMA que se viene realizando desde 2018, siguiendo los protocolos de la OMS y EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria)
La investigación demuestra cómo los factores sociales y educativos impactan en la salud oral de más de 700 escolares mallorquines de entre 5 y 15 años.
También, revela que saltarse comidas y consumir dulces se presenta como una causa que multiplica las caries.
Las investigadoras recomiendan reforzar la educación alimentaria y bucodental desde la infancia, y tener en cuenta el contexto socioeducativo de cada grupo al diseñar intervenciones preventivas.
Un estudio realizado por un equipo de investigadoras de la Escuela Universitaria ADEMA, en el marco del Observatorio de Salud Bucodental y Hábitos Nutricionales, ha puesto en evidencia el impacto directo de la alimentación en la salud bucodental de niños y adolescentes en Mallorca. Esta nueva investigación ha sido publicada en la prestigiosa revista científica Children bajo el título “Influence of Urban and Rural Areas, Type of School, and Parents’ Education Level on Nutrition Habits and Their Relationship with Dental Caries in Schoolchildren in Mallorca- Docentes Daniela Vallejos, Irene Coll y la doctora Nora López – Safont.
El estudio liderado por la profesora Daniela Vallejos y cuya investigadora principal es la doctora Nora López- Safont, ha analizado los hábitos nutricionales de más de 700 escolares de Mallorca entre 5 y 15 años, de 28 centros educativos, seleccionados mediante un muestreo aleatorio por conglomerados estratificados, siguiendo el método Pathfinder recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este enfoque permitió incluir subgrupos relevantes de la población con posibles diferencias en salud bucodental, teniendo en cuenta no solo la edad, sino también el tipo de escuela (pública o privada/concertada) y el lugar de residencia (zona rural o urbana). Participaron un total de 718 alumnos distribuidos en tres grupos de edad clave definidos por la OMS: niños de 5–6 años (primer año de primaria), de 12 años (sexto de primaria)
y adolescentes de 15 años (cuarto de secundaria).
Los datos se recogieron utilizando formularios estandarizados de la OMS para estudios de salud bucodental. Además, se aplicaron cuestionarios para conocer los hábitos alimentarios y el nivel de conocimiento sobre nutrición de los alumnos. Estos instrumentos fueron adaptados a partir de guías elaboradas por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria).
Los cuestionarios fueron administrados por un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud (odontólogos, médicos, biólogos y nutricionistas), quienes realizaron las preguntas directamente a los estudiantes y registraron sus respuestas. Las preguntas sin respuesta se consideraron como valores no disponibles.
Según ha explicado la doctora Daniela Vallejos, los resultados nos muestran que los niños que viven en zonas rurales consumen con más frecuencia alimentos azucarados, como dulces, bollería industrial, zumos envasados y refrescos. A los 5–6 años, los escolares rurales comen más dulces que los urbanos (24,6 frente a 19,2 veces al mes). A los 12 años, también ingieren más bollería y patatas fritas.
Entre los adolescentes de 15 años, se ha observado que los estudiantes de escuelas públicas consumen más patatas fritas que los de centros privados o concertados (26,9 frente a 18,3 veces al mes), así como más embutidos y zumos industriales. En opinión de las investigadoras, “estas diferencias se asocian más a factores sociales, económicos y educativos”.
El nivel educativo de las madres influye en los hábitos alimentarios
También, el estudio revela que los hijos de madres con menor nivel educativo son menos propensos a realizar las tres comidas principales del día, especialmente la cena. A los 15 años, solo el 75% de los hijos de madres con educación primaria cenan a diario, frente al 98% de los hijos de madres con estudios superiores. A juicio de las investigadoras, “estas irregularidades alimentarias pueden estar vinculadas a un mayor riesgo de caries, ya que se ha demostrado que saltarse comidas influye en la salud oral”.
Caries y dulces: una relación directa
Por otro lado, las investigadoras de ADEMA han explicado que el exceso de azúcar sigue siendo uno de los principales factores de riesgo de la caries dental. Según los datos del estudio, los escolares que consumen dulces con más frecuencia presentan una probabilidad significativamente mayor de tener caries en los dientes permanentes. Por el contrario, no se encontraron asociaciones significativas con el consumo de refrescos o zumos, probablemente porque estos se consumen junto a comidas principales, mientras que los dulces se toman entre horas, prolongando la exposición al azúcar, han detallado.
También, se ha observado una mejor salud bucodental en los niños que realizan todas las comidas del día, especialmente el desayuno y la cena. “Saltarse estas comidas, se ha relacionado con una mayor presencia de caries”, han afirmado.
Conclusiones y recomendaciones
De los resultados, se desprende, explican las investigadoras, que factores como la ubicación geográfica, el tipo de escuela y el nivel educativo de los padres pueden estar influyendo en los hábitos alimentarios de los menores, y que estos hábitos puedan tener consecuencias directas en la salud de su boca.
Ante esta situación, recomiendan reforzar la educación alimentaria y bucodental desde la infancia, y tener en cuenta el contexto socioeducativo de cada grupo al diseñar intervenciones preventivas.
Las investigaciones forman parte del proyecto del Observatorio de Salud Oral impulsado por ADEMA y se basan en datos recogidos en 28 centros escolares de Mallorca entre 2018 y 2019, siguiendo los protocolos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
Cabe destacar que previamente al inicio del estudio, todos los profesionales fueron formados y calibrados siguiendo los protocolos establecidos por la OMS. La capacitación incluyó sesiones teóricas y ejercicios prácticos centrados en la detección de caries y la evaluación periodontal. Posteriormente, se llevó a cabo una jornada de supervisión de cuatro días para asegurar la correcta aplicación del protocolo. Para garantizar la uniformidad y fiabilidad entre los distintos examinadores, se evaluó el nivel de concordancia utilizando el índice Kappa de Cohen. Se obtuvo un 98,7% de coincidencia simple y un índice Kappa de 0,757, lo que indica un alto nivel de acuerdo entre examinadores, considerado adecuado para comenzar el estudio.