Desértico ‘Domingo de Ramos’ en Palma

La Semana Santa es, probablemente, la conmemoración más representativa del cristianismo. Su máxima expresión, repartida en una intensa actividad litúrgica que se inicia con el Domingo de Ramos.

Cada año en Palma se celebra una multitudinaria misa en la que centenares de personas se congregan en el patio de la Catedral de Palma con palmas y ramos de olivo para ser bendecidos. Este año el coronavirus ha impedido tal celebración.

Las imágenes del exterior de la Catedral muestran una estampa que nadie jamás habría imaginado ni el peor de los casos. Palma parecía una ciudad fantasma. Una ciudad a la que habían abandonado.

El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, ofició una misa que por las circunstancias conocidas, no contó con la presencia de ningún feligrés. Una imagen atípica derivada del obligado confinamiento.